"¿Qué le importan al alma vanidades
Que quieren ofrecer a su contento
Si anclado tiene ya su pensamiento
En la sola verdad de las verdades?
No le aterran furiosas tempestades
En el mar interior del sentimiento,
Ni teme ya si en huracán violento
La sacuden ajenas mezquindades.
No importa que en redor el mundo ruja,
No importa que la frágil barca cruja,
Ni que duerma el Señor sueño profundo.
En la fe sostenida el alma espera,
Un día, no sé cuando, cuando El quiera,
La voz me salvará que vence al mundo".
D. José Rivera. sacerdote diocesano.
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