Asia
Bibi, condenada a muerte en Pakistán por la Ley anti-blasfemia.
Querido amigo, te pido una oración sentida por ella y su familia
Mi querido Ashiq, mis queridos hijos:
(...) Desde que he vuelto a mi celda y sé que voy a morir,
todos mis pensamientos se dirigen a ti, mi amado Ashiq, y a vosotros, mis
adorados hijos. Nada siento más que dejaros solos en plena tormenta.
Tú, Imran, mi hijo mayor de dieciocho años, te deseo que
encuentres una buena esposa, a la que tú harás feliz como tu padre me ha hecho
a mí.
Tú, mi primogénita Nasima, de veintidós años, ya tienes tu
marido, con una familia que tan bien te ha acogido; da a tu padre pequeños
nietecitos que educarás en la caridad cristiana como te hemos educado nosotros
a ti.
Tú, mi dulce Isha, tienes quince años, aunque seas medio
loquilla. Tu papá y yo te hemos considerado siempre como un regalo de Dios,
eres tan buena y generosa... No intentes entender por qué tu mamá ya no está a
tu lado, pero estás tan presente en mi corazón, tienes en él un lugarcito
reservado nada más que para
ti.
Sidra, no tienes más que trece años, y bien sé que desde que
estoy en prisión eres tú la que se ocupa de las cosas de la casa, eres tú la
que cuida de tu hermana mayor, Isha, que tanto necesita de ayuda. Nada siento
más que haberte conducido a una vida de adulto, tú que eres tan jovencita y que
deberías estar todavía jugando a las muñecas.
Mi pequeña Isham, sólo tienes nueve años, y vas a perder ya
a tu mamá. ¡Dios mío, qué injusta puede ser la vida! Pero como continuarás
yendo a la escuela, quedarás bien armada para defenderte de la injusticia de
los hombres.
Mis niños, no perdáis ni el valor ni la fe en Jesucristo. Os
sonreirán días mejores y allá arriba, cuando esté en los brazos del Señor,
continuaré velando por vosotros. Pero por favor, os pido a los cinco que seáis
prudentes, os pido no hacer nada que pueda ofender a los musulmanes o las
reglas de este país. Hijas mías, me gustaría que tuvierais la suerte de
encontrar un marido como vuestro padre.
Ashiq, a ti te he amado desde el primer día, y los veintidós
años que hemos pasado juntos lo prueban. No he dejado nunca de agradecer al
cielo haberte encontrado, haber tenido la suerte de un matrimonio por amor y no
concertado, como es costumbre en nuestra provincia. Teníamos los dos un
carácter que encajaba, pero el destino está ahí, implacable… Individuos infames
se han cruzado en nuestro camino. Hete ahí, solo con los frutos de nuestro
amor: guarda el coraje y el orgullo de nuestra familia.
Hijos míos, (...) papá y yo hemos tenido siempre el deseo
supremo de ser felices y de haceros felices, aun cuando la vida no es fácil
todos los días. Somos cristianos y pobres, pero nuestra familia es un sol. Me
habría gustado tanto veros crecer, seguir educándoos y hacer de vosotros
personas honestas… ¡y lo seréis! (...) No sé todavía cuándo me cuelgan, pero
estad tranquilos, amores míos, iré con la cabeza bien alta, sin miedo, porque
estaré en compañía de Nuestro Señor y con la Virgen María, que me acogerán en
sus brazos.
Mi buen marido, continúa educando a nuestros niños como yo
habría deseado hacerlo contigo.
Ashiq, hijos míos amadísimos, os voy a dejar para siempre,
pero os amaré por toda una eternidad.
Mamá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario