Vida inspirada e inspiradora ...

Más allá de las palabras, en el silencio, nos encontramos con Aquél que nos hizo por amor.
En Él nos reencontramos a nosotros mismos y a todos los que amamos.

jueves, 9 de febrero de 2012

"La Iglesia estaba al lado del hombre"



Sólo la Iglesia ha estado y estará al lado del hombre, ninguna otra organización puramente humana es capaz de entender la dignidad de cada uno de nosotros.
Por la importancia y actualidad que tiene te invito, amigo, a que leas esta entrevista.


Fue un shock: dentro de los bastiones comunistas, los obreros quieren un sacerdote que celebre Misa y confiese”
26/01/2012


[María Martínez. CinemaNet]

Cuando llevaba 10 años trabajando en el mundo del cine, el actor polaco Adam Woronowicz tuvo que hacer frente a uno de sus mayores retos hasta entonces: interpretar al padre Jerzy Popieluszko, un héroe nacional a quien gran parte de la sociedad polaca había conocido.

¿Cómo recibió el encargo de interpretar a alguien tan conocido como el Beato Jerzy Popieluszko?
Sentí miedo, porque es un personaje excepcional y muy importante. Lo fue para mis padres, y lo fue para muchos polacos. Y lo sigue siendo para los que cultivan su memoria, se ha convertido para ellos en alguien muy cercano, en una especie de familiar. Teniendo en cuenta toda la expectación que despertaba esta película, sí, tuve miedo.
Después de ese miedo, ¿cómo ha sido la experiencia de interpretar a un héroe nacional?
Nuestra principal tarea era hacerlo humano: no hablar de un monumento, sino de un hombre de carne y hueso. Se trataba de, sin quitarle nada de su personalidad, reflejar esa verdad: su honestidad, su delicadeza… No era un político ni un ‘showman’. Tampoco estaba libre de defectos. Queríamos que despertara emociones en los que iban a ver la película, pero no se trataba de conmover y de complacer al espectador en absoluto; sino de reflejar el personaje del padre Popieluszko lo más fielmente posible. Nuestro sueño era convertir al héroe nacional, a ese personaje que la gente iba a ver en la gran pantalla, en la persona que nosotros habíamos descubierto al preparar la película investigando, leyendo y teniendo conversaciones con la gente que lo conoció. Éste fue nuestro reto, en esto concentramos nuestros esfuerzos. Y creo que hemos tenido éxito.
A mucha gente le puede costar imaginarse a un joven sacerdote en medio de una huelga y una lucha social así. ¿Cómo se entiende esto?
En países como España, Francia y Alemania, el comunismo sigue teniendo su peso y su influencia a través, por ejemplo, de los sindicatos y de otras fuerzas sociales. La historia de Polonia es totalmente diferente: nosotros sufrimos el régimen comunista, un sistema que nos fue impuesto desde fuera. Tanto en Polonia como en otros países del bloque soviético, el gobierno comunista siempre afirmaba que estaba ahí para defender a los obreros y las clases populares. Sin embargo, muy pronto resultó que era simplemente un engaño, palabras huecas que no se correspondían con los hechos: detrás del comunismo estaba el abuso del trabajador, al que se trataba como si fuera una pieza del sistema.La gente terminó entendiéndolo de verdad. Cuando, en los años 80, empezaron las huelgas en Gdansk, donde estabaLech Walesa, y en otras ciudades, los curas entraron en las fábricas. Fue un shock. Eso se muestra en la película: dentro de los astilleros y de la fábrica de fundición, que eran los bastiones del comunismo, de repente los obreros dicen que no quieren verse con las autoridades, sino que vaya un cura a apoyarles, que celebre Misa y que les confiese. Es algo que salió de la gente, lo sintieron dentro. Me parece que a través de eso hablaba la necesidad de libertad.
¿Qué buscaban en la Iglesia?
No la querían como negociador o interlocutor. En ese aspecto podían contar con sí mismos. No sólo estuvo en huelga una fábrica, sino todo el país. Sabían que la fuerza estaba en la unidad, en permanecer juntos. Los sacerdotes no participaban en las negociaciones, pero los obreros sí querían que estuvieran con ellos. La Iglesia no representaba a ninguna de las partes del conflicto político, sino que estaba al lado del hombre. En la historia de nuestro país está muy arraigado, desde siempre, que en los momentos más difíciles o de crisis, el pueblo polaco se ha reunido alrededor de la Iglesia y ha buscado en ella apoyo y refugio. La Iglesia ofrecía ese espacio de libertad. Cuando, durante más de un siglo, Polonia no estuvo en el mapa, la Iglesia conservó y cultivó la lengua y la cultura polaca. Este elemento de nuestra historia es muy importante y tiene mucha fuerza en mi país.

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