"Siento un
deseo que nada de este mundo puede satisfacer".
El cristiano dice: «Las
criaturas no nacen con deseos a menos que exista la satisfacción de esos
deseos. Un niño recién nacido siente hambre: bien, existe algo llamado comida.
Un patito quiere nadar: bien, existe algo llamado agua. Los hombre siente deseo
sexual: bien, existe algo llamado sexo. Si encuentro en mí mismo un deseo que
nada de este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui
hecho para otro mundo. Si ninguno de mis placeres terrenales lo satisface, eso
no demuestra que el universo es un fraude. Probablemente los placeres
terrenales nunca estuvieron destinados a satisfacerlos, sino sólo a excitarlos,
a sugerir lo auténtico. Si esto es así, debo cuidarme, por un lado, de no
despreciar nunca, o desagradecer, estas bendiciones terrenales, y por otro, no
confundirlos con aquello otro de lo cual estos son una especie de copia, o eco,
o espejismo. Debo mantener vivo en mí mismo el deseo de mi verdadero país, que
no encontraré hasta después de mi muerte; jamás debo dejar que se oculte o se
haga a un lado; debo hacer que el principal objetivo de mi vida sea seguir el
rumbo que me lleve a ese país y ayudar a los demás a hacer lo mismo».
Lewis, C.S., Mero Cristianismo, Rayo, EEUU, 2006, p. 148
Lewis, C.S., Mero Cristianismo, Rayo, EEUU, 2006, p. 148
No hay comentarios:
Publicar un comentario